
Es el momento del Atlético de Madrid. Después de tres victorias consecutivas en Liga frente a Sevilla, Valladolid y Sporting que lo han alzado hasta la undécima posición, y del agónico pase a cuartos de final de Copa frente al Recreativo, los rojiblancos deben demostrar si están capacitados para luchar por los puestos europeos o si pelearán por no descender.
El plus de confianza que les dio el 5-1 frente a los andaluces en la Copa del Rey puede ser la fuerza que los empuje de aquí a final de temporada. Su juego sigue siendo igual de pésimo que cuando se asomaba al abismo del descenso, pero hay algunas razones para pensar que los madrileños pueden remontar el vuelo. No sin sufrimiento, claro está. Jóvenes como Ibrahim o Domínguez, que van tomando peso en el equipo y el fichaje de Tiago en la medular sumados al rapidísimo Kun Agüero y al creciente rendimiento de Reyes pueden hacer olvidar la horrorosa primera vuelta de los del Manzanares.
El problema radica en que si hay algo difícil de predecir en el mundo del fútbol, es la trayectoria de los rojiblancos. Otro peligro para los colchoneros es la poca importancia que se le está dando a ciertos errores graves, sobre todo defensivos. Es difícil no ser resultadista, pero las últimas victorias cosechadas no deben enmascarar que Perea no es un futbolista de élite, que a Assunçao le pierden los nervios demasiado a menudo o que el lateral derecho no es la mejor posición para Thomas Ujfalusi.
Discusiones aparte, ahora, más que nunca, es la hora del Atlético de Madrid.
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