
Es el tema de la semana: ¿Es correcta la expulsión? ¿Cuántos partidos se merece? ¿Se mide siempre con el mismo rasero? La jugada polémica se puede resumir con la famosa Ley de Newton: Agarrón, Agresión. Mucho se duda todavía de si realmente Ronaldo se merecía la expulsión, incluso él mismo afirma que no es tarjeta roja. Para mí no hay duda, es una roja clara. Es obvio que no quiere romper la nariz a Mtiliga, pero los dos los golpes del portugués (uno sin consecuencias y el otro que se lo digan al defensa danés) dejan claro, con el reglamento en la mano, que Pérez Lasa hizo lo correcto.
Mal hace el Madrid recurriendo la sanción, mal hace Valdano negando tal hecho y mal hace Cristiano declarándose inocente tras el encuentro.
El más perjudicado es obviamente el portugués, que estará 2 partidos en la grada. Y si no cambia su actitud no serán los últimos. El luso debe darse cuenta de dos cosas: la primera, es el jugador más odiado del equipo más odiado de España. Nadie dudará que el Real Madrid no es bienvenido en la mayoría de los estadios de fútbol, y no me refiero a silbidos o abucheos, sino a unos irrefrenables deseos de increpar, insultar y desquiciar a los de la capital en todas sus visitas. Cada partido que juegan los madridistas, principalmente fuera del Bernabéu, se convierte en una final para sus oponentes y aquí destaco la frase que tanto se escucha en el seno madridista: "Los equipos hacen su mejor partido del año contra el Real Madrid". No soy capaz de advertir ese desprecio contra ningún rival que no sea el club merengue. ¿Quién me explica por qué Canales fue abucheado en Gijón este fin de semana al salir al terreno de juego? Yo por más vueltas que le doy sigo sin comprenderlo.
Y la segunda y no menos importante, los colegiados van a ser permisivos con las entradas y agarrones de sus rivales, que no dudarán en provocarle y hacerle explotar hasta conseguir las agresivas reacciones del delantero blanco. Sobre todo porque ahora y más que nunca, todos saben que basta con lanzar el anzuelo para que el 9 pique y se autoexpulse. Y la excesiva tolerancia de los árbitros ante agarrones y demás artimañas es algo que viene de largo. Messi, Cazorla, o hasta el gigantón Zigic las sufren jornada tras jornada. Si dudais, os reto a que veais el partido de los blancos en San Mamés, donde San José, Gurpegui o Amorebieta dedicaron gran parte de los escasos 44 minutos de juego efectivo a increpar al luso.
Por estas dos razones Cristiano Ronaldo debería haber cambiado el chip desde que aterrizó en Madrid. Y mientras no lo haga le agarrarán y provocarán, hasta que su corta paciencia decida ver el resto de partido en la ducha, lejos de lo que más le gusta hacer.
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