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España ha ganado su segundo partido, merecidamente, por 1-0 con gol de Villa. Esto nos convierte en la primera selección clasificada para la semifinal de la Copa Confederaciones. La selección está a expensas de lo que hagan esta tarde Sudáfrica y Nueva Zelanda, porque un empate en este partido nos convertiría en primeros de grupo sin necesidad de jugar el tercer y último partido contra los anfitriones. Esto le permitiriá a Vicente del Bosque preparar con un buen margen de tiempo el partido de semifinales.
El partido comenzó con dominio absoluto del balón por parte de España, e Iraq totalmente encerrada en su campo, con todos sus jugadores agrupados en 20 metros. Al equipo de Bora Milutinovic no le duraba el balón más de 30 segundos. Enseguida se vio que este partido no iba a ser tan fácil como el de Nueva Zelanda. La muralla iraquí estaba muy bien ordenada y se notaba que, defensivamente, son un equipo muy disciplinado. España dominaba pero no conseguía acciones claras de gol. En el minuto 24, y tras un gran centro de Sergio Ramos que sorprendió a la defensa iraquí, Villa mandó el balón rozando el palo, en lo que fue la primera acción clara de peligro.
Iraq continuaba sin dar tres toques seguidos y España con una posesión superior, mientras que la de Iraq en campo contrario era nula, pero la falta de espacios impedía abrir el marcador. España no ponía un ritmo lo suficientemente rápido como para que llegaran las oportunidades.
En el minuto 30 Santi Cazorla, desde fuera del área, lanzó un disparo que pasó cerca de la madera del portero Kassid. A cada minuto que pasaba, las líneas de La Roja se iban adelantando. En el minuto 33, otro centro de Ramos estuvo a punto de ser rematado por David Villa. España lo intentaba pero no aprovechaba suficientemente las bandas con Mata y Cazorla. En el minuto 40, el portero de Iraq se quejó de un golpe en la cabeza (que no existió) de Sergio Ramos, y ahí se empezó a notar que los asiáticos querían perder todo el tiempo del mundo y salvar un punto de oro que les pusiera las cosas fáciles para clasificarse en la última jornada.
Así acababa la primera parte, con total dominio de España, pero no tenía muchas ocasiones claras de gol. Faltaba una buena oportunidad para abrir la lata y a partir de ese momento, se abriría la defensa de Iraq. En partidos como este se echa en falta a un jugador como Iniesta, especialista en crear huecos donde no los hay.
La segunda parte empezó sin cambios y con la misma tónica que la primera mitad. España seguía siendo dueño y señor de la pelota y de las ocasiones. Los puntas Villa y Torres estaban demasiado estáticos arriba y del Bosque les pedía algo más de dinamismo.
En el minuto 51, una jugada ensayada en falta directa, finalizó en un remate con la testa de Villa, que fue a las manos del portero, a pesar de encontrarse el asturiano totalmente solo.
Por fin, en el minuto 54, Capdevilla centró por la izquierda y completamente solo, David Villa picó el balón al poste derecho, sin ninguna posibilidad para atajarlo por parte del guardameta asiático. El partido no cambió en exceso, a pesar de la desventaja en el marcador para los de blanco.
Solamente 3 minutos depués, el portero detuvo un disparo potente desde fuera del área de Xabi Alonso. España continuaba atacando pero a pesar del gol, Iraq se resistía a estirar su equipo. Todos continuaban juntos y sólo el punta se situaba ligeramente por delante del centro del campo. En el minuto 66 se retiró Cazorla para dejar paso a David Silva. Los españoles buscaban un segundo gol para cerrar el partido y darle tranquilidad al encuentro. En el minuto 73, Guiza sustituyó al valencianista Villa, que salió entre vítores. En el minuto 78, una buena combinación de la seleccion finalizó con un remate de Juan Mata al cuerpo del portero. España rondaba el segundo gol. El último cambio de España se produjo en el minuto 81, entrando Busquets por Xavi Hernández.
España acabó el partido con un 60 por ciento de posesión y sin ninguna ocasión manifiesta de gol a favor del campeón asiático. Al final, Iraq se fue dando algun susto, como un tiro lejano en el minuto 87, o un tres para dos en favor de los iraquíes en el minuto 90.
En las gradas el partido era una fiesta y los sudafricanos nos demostraron un día más, lo importante que es para ellos el fútbol y la intensidad con la que lo viven. Impresionante el apoyo del público, que no pararon de cantar y bailar. Se demostró que la relativa miseria en la que viven no está reñida con sus ganas de pasarlo bien.
El mejor del partido: David Villa, por conseguir abrir la lata.