domingo, 2 de mayo de 2010

¡Qué mal juega el Madrid, rediós!


Ocurrieron muchas cosas antes de la magnífica y esplendorosa victoria (nótese la ironía) del Real Madrid ayer. El sábado resurgió el ave fénix de sus cenizas con la victoria 1-4 en Villarreal a manos del FC Barcelona. Un "bojanazo" encima de la mesa, como quien dice. A pesar de la dolorosa eliminación europea de los culés hace apenas unos días, éstos se ensañaron con el submarino y volvieron a demostrar la teoría de que no importa cómo te llames para jugar bien en el Barça. ¿Henry está en las últimas? Pedro nunca defrauda. ¿Queremos dar descanso a Messi? Jeffren espera su oportunidad. ¿Ibra sale rana? No pasa nada, Krkic no es cojo.

Para el domingo a las 19:00 quedaba el postre, aquello que después de primer y segundo plato, sólo los más hambrientos quieren probar. Y si se trata de un Madrid-Osasuna, lo lógico es que el merengue pase desapercibido, con una cómoda victoria local y a seguir otra jornada con la pelea. Hasta ahí se podía leer en el guión del partido.

Pero como los blancos prefieren un monólogo improvisado a un buen largometraje de Martin Scorsese, tocó apelar a los ataques de corazón, a la épica y al nerviosismo generalizado en las gradas del Bernabéu. Es más, objetivamente el Madrid debió decir adiós a La Liga ayer con las clarísimas ocasiones que salieron de las botas pamplonicas. Pero no sé cómo, los blancos lograron sobreponerse al 0-1, más tarde al 1-2 y salir victoriosos en el minuto 89.

Mi limitado y mediocre cerebro, acostumbrado a observar el fútbol desde un punto de vista lógico, sabe que en el 90% de los enfrentamientos sale vencedor aquel que mejor juega, más y mejores ocasiones tiene y más se lo merece. En los partidos donde uno de los dos equipos se llama Real Madrid CF esto no sucede prácticamente nunca. Hay una frase mítica del fútbol fácilmente extrapolable a la situación que ayer se vio en Concha Espina: "El fútbol es un deporte de 11 contra 11 en el que siempre gana el Madrid".

Da igual quien se adelante, cómo, cuándo ni por qué. Al final y a pesar de que Granero dé 3 de cada 4 pases mal, Higuaín se haya ido de vacaciones antes de tiempo o hasta que Albiol falle como nunca lo ha hecho, el Madrid gana. Incluso cuando Osasuna monta un contraataque y se plantan Vadocz y Masoud delante del guardameta mostoleño, espeluznantes fuerzas se ciernen sobre ambos futbolistas y no logran batir a un Casillas vendido por su propia zaga. Parece que los blancos llevan escrita la palabra victoria en su ADN. ¿O acaso cualquiera que estuviera viendo el pésimo partido de los blancos allá por el minuto 87 no sabía perfectamente que acabaría remontando? Pues sí, todos lo sabíamos. Desde Toñín el Torero hasta el mayor aficionado culé, que impertérrito se recostaba en su sillón con el transistor en la mano.

El Madrid vence, pero hace años que no convence. Da igual, con eso le basta para pelearle una liga al Mejor Equipo del Mundo. Pero... ¡qué mal juega el Madrid, rediós!

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