martes, 30 de noviembre de 2010

Sevilla tiene un color especial

6 horas y media de ida y otras tantas de vuelta en autobús para presenciar in situ el Sevilla-Getafe. Os invito a que me acompañéis no sólo al Pizjuán, también a dar un paseo por el Guadalquivir y a celebrar la victoria azulona en este reportaje: eso sí, sacad abrigo y paraguas, porque el día es de perros.

Todo estaba preparado, el 8 era el número clave. Mi autobús salía de la capital española a las 8 de la mañana, y sólo 12 horas después –a las 8- empezaría el partido en Sevilla. Después el plan era disfrutar de la noche andaluza y partir dirección Madrid, de nuevo a las 8 de la mañana.

“La lluvia en Sevilla es una maravilla” reza el famoso dicho. Una vez puesto el primer pie en la capital de Andalucía me di cuenta de que disfrutaría de cuantiosas cantidades de maravilla durante 24 horas. Paraguas y cámara en mano, me disponía junto a Adrián Boullosa, ex-compañero de Palco, a pasear por la tierra de Curro Romero.

Cual típico guiri, me acerqué a la oficina de información y plano de Sevilla en mano, empezó el tour. Un poco de Giralda, una pizca de Plaza de España y algunas gotas de Maestranza fueron los ingredientes de la tarde, en lugar de buscar unas buenas “papas aliñás” en algún bar.

charanga sevilla

Sobre las 6 de la tarde me presentaba a las puertas del Pizjuán, aún sin comer. Después de levantarme de dos bares porque la cocina estaba cerrada, acabé con una hamburguesa en un McDonald’s. Tan triste como cierto. Al menos me animaba la charanga que recorría el centro comercial tocando en las escaleras mecánicas, entre las mesas de los bares y casi sentándose en las rodillas de los allí presentes. Sonaba el Paquito el Chocolatero, la Mayonesa y hasta David Civera. Estos andaluces, se montan una fiesta en cualquier momento, ¡qué gusto!

Mi sorpresa al abrir el Twitter mientras engullo mis patatas llegaba con la noticia de que el Betis-Barça B se suspende por la lluvia, y el partido del Getafe pende de un hilo. ¿Después de la paliza que llevaba encima me tendría que volver con las manos vacías?

torre del oro

“Palco Deportivo”, dije en la puerta 27 del Sánchez Pizjuán a eso de las 7. Eran las palabras mágicas, mi acreditación ya colgaba del cuello. Acercándome al césped me di cuenta de que el terreno de juego aguantaba bien. El encuentro no corría peligro. Me quedé prendido del estadio, por cierto. Para mí, una perfecta fusión entre el Bernabéu y el Calderón.

A las 8 y con el pitido inicial dejaba de llover, por fin. Las primeras sensaciones eran negativas para el Getafe, muy diferentes a las que viviríamos al final. Llegaba el minuto 16, y me sorprendió ver cómo todo el estadio cantaba “Antonio Puerta, lololololo” durante 60 segundos. Con los cánticos del Gol Norte se me ponían los pelos de punta, era tremendo.

Pizjuán

Con el portátil conectado y las manos heladas, me lamentaba del primer gol de Kanouté. ¡Qué mala pinta me da el Getafe! Al comenzar la segunda parte, Manu y Miku evidenciaban mis nulas dotes de vidente: el marcador había dado la vuelta y la grada entonaba el “súbeme el carné” aludiendo al incremento en los abonos durante esta temporada. La debacle sevillista llegó con el definitivo 1-3 de Pedro Ríos. Un compañero de prensa sevillano me comentaba el mosqueo que tienen en Nervión este año: “Tienes más peligro que Monchi con dinero, es el dicho de moda aquí”.

sevilla alineacionsevilla campo

La satisfacción de la victoria me recorría el cuerpo y tocaba bajar a zona mixta. Hablamos un poco con Miku, muy contento con la victoria del equipo. Luego en la rueda de prensa, Míchel mostró su alegría por el resultado. Sus gestos de felicidad eran evidentes y sólo interveníamos los compañeros que vinimos de Madrid, los sevillanos esperaban a Manzano.

Sin tiempo para el descanso, a cenar y a buscar un lugar agradable para tomar algo. Sorprendentemente, coincidimos con algunos integrantes de la plantilla azulona, que disfrutaban ya de su merecido día libre. ¡Pasadlo bien!

Tocaban ya unos churros a las 7 para afrontar la vuelta en bus. Después dormir y rememorar en el bus el precioso día. ¡Qué bonito es Sevilla!

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