lunes, 12 de julio de 2010

¡PUDIMOS!


En mi intento de hacer una crónica con la cabeza más que con el corazón, sigo el consejo de algunos amigos y espero a la mañana siguiente para sentarme frente al ordenador. Pero ahora que me encuentro aquí, me vienen a la cabeza las imágenes del partido de anoche, sobre todo la de 23 héroes levantando 5 kilos de oro incomparables con las toneladas de alegría vividas en España ayer. Con tanta emoción no sé si estaré a la altura, pero ahí va.

Como todos sabéis, lo hemos logrado. Nos despertamos en una nube de felicidad incontrolada y sin una buena perspectiva de lo que significó ayer el gol de Iniesta en el minuto 116. Probablemente tengan que pasar unos años para comprender cómo una generación de perdedores -disculpadme pero así era- pudo ganar la Eurocopa y el Mundial en los escasos 13 partidos que duran las dos competiciones. Hoy gritamos bien alto que nosotros también tenemos un Mundial y luciremos con una sonrisa de oreja a oreja la estrella que a partir de hoy acompañará a nuestro escudo en todos los partidos del combinado nacional. Sudáfrica 2010 quedará para la Historia y todos los que ayer lo disfrutamos somos unos privilegiados.

Mis artes de pitoniso a finales de mayo no fueron excelentes, pero al menos se consumó la victoria. Eso sí, el sufrimiento fue constante durante los 120 minutos de encuentro.

Porque si algo hubo en el Soccer City desde las 20:30 fue sufrimiento. Holanda, con los fallos de Alemania bien aprendidos, hizo sus faltas más las que no pegaron los teutones. Van Marwijk sabía que el balón sería nuestro pero a diferencia de Löw, el holandés no iba a permitir -obviamente- que La Roja tocase. El trabajo era para Howard Webb, cuya designación en la final del Mundial sorprendió tanto como la de la final de la Champions en Madrid. El sargento inglés pecó de tarjetero en ocasiones y se comió una brutal agresión de De Jong a Xabi Alonso que sin duda todos recordareis. De todos modos... ¿qué esperábamos? Dos centrocampistas como Van Bommel y el karateka De Jong pierden su utilidad si no se dedican a "dar cera". A pesar de todo, la primera parte fue de España, sin claras ocasiones salvo el cabezazo de Ramos en los momentos iniciales, pero con la sensación (o con las ganas) de que la segunda parte podría traer alegrías.

La segunda mitad trajo consigo la mejor oportunidad del partido para los tulipanes, aquella que estuvo a punto de dejarnos sin Copa, sin celebración y sin consuelo. Pero el Santo bajó de los cielos y le sacó a Robben un mano a mano de los que Iker nos tenía acostumbrados hace no tanto. Bien por Casillas y mal por el holandés, que pudo definir mejor ante la salida del meta español. Con el susto todavía en el cuerpo, Sergio Ramos cabeceó alto y sin oposición alguna un balón colgado desde el córner. Se acercaba el final y la Copa se nos resbalaba de las manos.

Ya en la prórroga, Cesc Fábregas nos volvía locos al fallar un mano a mano con Stekelenburg, mientras Villa maldecía a su derecha. ¿Por qué el catalán no acabó con la agonía buscando al asturiano a cinco metros de él? La desesperación iba in crescendo y los penaltis eran casi una realidad. Holanda no aguantaba más de diez segundos con el cuero, pero las internadas de Robben por la banda se clavaban como puñales en la zaga española. Iniesta parecía la única esperanza para evitar la pena máxima y millones de españoles maldecimos al ex-atlético Heitinga cuando recibía su merecida roja por derribar al de Fuentealbilla. En ese momento pensé que los penaltis eran inevitables, ante diez tulipanes totalmente encerrados en su área, esperando la lotería de los once metros. Pero entonces ocurrió. Después de un mal despeje de Mathijsen, Cesc -ese hombre al que maldije mil veces tras errar el mano a mano anterior- metió un genial pase para Iniesta y El Dulce hizo honor a su apodo. Con el balón a media altura, soltó un potente y preciso disparo que el guardameta holandés sólo acertó a rozar.

Y hasta aquí la historia. Conseguimos nuestro primer campeonato, rompimos la brutal racha victoriosa de Holanda y conseguimos alzar la Copa aun habiendo perdido el primer encuentro, cosa que nadie había conseguido hasta ahora. A partir del gol lo demás fue precioso. Casillas llorando de emoción como un niño, alegría por todos los rincones de color rojo en el Soccer City... Esto no tiene precio. Ver a todo un Fabio Cannavaro sufriendo en el palco por los nuestros, ese espontáneo beso entre Iker y la perseguida Sara Carbonero, las caras de los 23 ganadores expresaban lo mismo que los 47 millones de españoles que gritaban, cantaban y se emocionaban con el primer campeonato del mundo.

Vamos a celebrarlo, hoy más que nunca gritamos: YO, SOY ESPAÑOL, ESPAÑOL, ESPAÑOL.



Escribo esta crónica nada más volver del acto oficial que Zapatero ha realizado en La Moncloa. En breve publicaré un reportaje con las imágenes y relatos del acto.

1 comentario:

  1. GRANDES...GRANDES...GRANDES...VIVA ESPAÑA..VIVA ESTA SELECCION...VIVA EL FUTBOL Y NO EL ANTIFULBOL...GRACIAS PULPO... GRACIAS IKER... GRACIAS INIESTA POR SER EL MEJOR JUGADOR DEL MUNDO Y SER TAN SENCILLO...GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS...HOY, PESE A CRISIS, CANSANCIO Y DEMÁS SOY UN POCO MÁS FELIZ.

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