
Ya estamos en la final. Unos siguen celebrando la victoria frente a los teutones, otros aún no nos creemos lo visto anoche en Durban y algunos sueñan ya con la final del 11 de junio. Los más cachondos se plantean incluso hacer una estatua al pulpo Paul después de su buen ojo futbolístico. España ganó a una Alemania que supo a poco y que, a mi juicio, planteó muy mal el partido. Regalarle el balón a los de Vicente del Bosque y para más inri, no impedir que los nuestros lo saquen jugado desde la defensa es casi un suicidio.
Los alemanes se inmolaron y el rodillo pareció una endeble pelota de ping pong entre tanto raquetazo de La Roja. Ni rastro de Podolski, de Klose o Schweinsteiger. Apenas Özil lo intentó, pero un jugador no levanta a un equipo como bien saben Messi y Cristiano Ronaldo. Con esto no quiero quitar mérito a la victoria de España, pero desde luego no esperaba ni mucho menos un partido tan pobre como el de los teutones ayer. Acepto y reconozco que la principal virtud de Alemania no es sobar el balón, pero de ahí a permitir a los Iniesta, Xavi y compañía manejar el cuero en el centro del campo a su antojo hay un mundo...
Toca vivir ya el presente y olvidarse de todo partido que no sea Holanda-España el 11 de junio a las 20:30 en el maravilloso Soccer City Stadium. Ahora que hemos demostrado al mundo que estamos en la vanguardia futbolística, los nuestros deben dar un paso más. Un paso decisivo que alce a España al Olimpo del fútbol y le haga engrosar la lista de los 7 magníficos que poseen el título de Mejor Equipo del Mundo (Alemania, Italia, Francia, Brasil, Uruguay, Inglaterra y Argentina). Porque después de tanto sufrimiento, tantos partidos ganando por la mínima y tantos nervios acumulados no queda otra opción que dar el paso y alzarse con la copa. De otro modo no servirá de nada haber alcanzado una final. Nos seguirán recordando como buenos deportistas pero no como Campeones del Mundo. Y quién sabe el tiempo que pasará hasta que los nuestros tengan una oportunidad tan clara de reinar en lo futbolístico. Por eso, desde España, a modo de carta hacia los Reyes Magos de Oriente, os pedimos lo más grande. El último empujón hacia un título que acariciamos con la punta de los dedos los 47 millones de habitantes, o al menos, aquellos que amamos el deporte rey.
Más que un deseo es una obligación. No por nosotros, sino por mi padre, mi abuelo y todas las generaciones que han llorado con Cardeñosa, con Luis Enrique, con Joaquín y tantas y tantas decepciones que llevaron a este país a perder la esperanza cuando los nuestros se enfundaban la zamarra española. Yo soy el primero que detestaba que jugara España cuando ello suponía una jornada sin Liga Española. Yo me negaba a ver los partidos clasificatorios de La Roja. Yo vivía con pesimismo sus encuentros en las grandes citas. Yo era consciente que la nuestra era una selección menor delante de Francia, Alemania, Italia y otras potencias futbolísticas. Ahora todo es diferente, tras ganar la Eurocopa en 2008 merecemos dejar de llevar la etiqueta de pupas del mundo.
Creo que después de 90 años de historia, desde aquí todos tenemos el derecho a pedirlo: traednos la Copa del Mundo.
IMPRESIONANTE...
ResponderEliminaresta sensación es maravillosa, España en la final de un mundial, a mis casi 40 años quién me lo iba a decir...
tremendo, tremendo el partido que realizó ayer la roja, no hay elogios suficientes, tremendo, control total, peligro constante, todos los jugadores brillaron de una manera increible, ninguno estuvo por debajo de los demás, eso si, me quedo con ese medio campo que tenemos, madre mia, no sabemos lo que tenemos... lo varolaremos más con lo años...
muchas gracias, ya nos habeis hecho más que felices y si el domingo rematamos...no se..llorar será lo mínimo que haremos...