
Notable primera parte del Madrid, que divirtió y dispuso de gran cantidad de ocasiones. En la segunda mitad, el Bernabéu se convirtió en una película de Tarantino: Desorden, remontadas, penaltis, expulsiones, colegiados bipolares y otros sinsentidos. Cristiano, que vio la roja, terminó fuera de sí y se perderá la visita a Mestalla. Aparente progresión en el juego local en los últimos encuentros. Dicen en Concha Espina que Pellegrini se enteró ayer de que el reglamento de la FIFA permite jugar por las bandas, de ahí la mejoría.
Cristiano Ronaldo consiguió ayer lo que pretendía, y no es otra cosa que aparecer en la portada de los principales diarios deportivos. El luso se empeñó en robarle protagonismo a la gran primera parte de los blancos, al regreso goleador de Benzema o al espíritu de Higuaín. Incluso se erigió por encima del árbitro, que fue de lo peor que ha pasado por nuestra liga. El colegiado señaló un penalti inexistente a Cristiano, no le pitó un derribo en el área por parte de Chico, no mandó repetir el penalti del luso, y debió sacar roja directa en la expulsión, tanto a Ronaldo como a Ortiz.
El portugués demostró ayer que necesita de las miradas de los demás cuando las cosas no le salen como él quiere. La ansiedad por cuajar un gran partido, por marcar y por quitarse la espina clavada del Camp Nou, le llevan a hacer niñerías intolerables para el futbolista más caro de la historia. Y lo raro es que sus compañeros no se enfaden con él. Sobre todo Benzema, que arregló el fallo del luso, e Higuaín, que le puso en bandeja el cuarto gol. Es perdonable el arrebato de rabia del portugués y sus ganas de celebrarlo e incluso se puede entender la agresión a Ortiz, viniendo de una jugada en la que recibió patadas de todos los colores. Pero los gestos a los compañeros fueron algo perfectamente evitable. Por no hablar de que la semana próxima, los merengues afrontarán sin él el cuarto partido importante del año, en Valencia.
Pero hubo más nombres propios en el encuentro de ayer. Uno de ellos fue Diego Alves, con una actuación estelar bajo los palos. Si no es por él, no se hubiera armado tanto revuelo en la segunda parte, ya que Higuaín, Granero o Van der Vaart ya habrían cerrado el marcador. Brillante el holandés en la primera parte, que debió salir con la camiseta del lesionado Kaká y estuvo muy activo mientras duró el orden de los de Pellegrini en el campo. Los de la capital utilizaron bien las bandas y jugaron a un ritmo alto, de dos o tres toques máximo, algo como para frotarse los ojos en la Castellana. En una de estas internadas en la banda, Ronaldo controló un balón a la perfección, levantó la cabeza y más aún se levantó Sergio Ramos al cabecear el gran centro del portugués (1-0). Una pena que el orden de este equipo sólo dure 45 minutos, y durante los restantes se conviertan todos en pollos sin cabeza. Esa falta de colocación y dos rebotes se tradujeron en el 1-2 del Almería (Soriano y Uche). 25 minutos les quedaban a los blancos si no querían alejarse más del imbatible FC Barcelona.
Y entonces apareció el de siempre, el de las grandes remontadas. Un mal despeje de Acasiete cayó en los pies de Gonzalo Higuaín, que bajó la pelota, recortó en el área y la pegó rasa rozando el palo. El argentino, gris en la primera parte, se vuelve gigante siempre en los momentos que más le necesita su equipo. Ya en el minuto 81, otra vez el delantero albiceleste fue importante, al dar un pase a Mr. Hyde Ronaldo, que se tiró a la piscina en el momento en que Alves le robaba la pelota. Estrada Fernández (otro objeto de estudio) no dudó en señalar la pena máxima. El luso falló y entre el árbitro y el incomprendido Benzema llegó el 3-2. Todos se abrazaban, menos el protagonista de la noche.
Dos minutos después, de nuevo Higuaín inició una contra por la banda derecha, le puso un lazo al balón y se lo regaló a Cristiano, que mostró sus 3.000 abdominales diarias y se llevó la correspondiente amarilla. Con el 4-2 y el partido finiquitado, tres regates de Ronaldo provocaron dos agresiones en cadena. Una de Ortiz al portugués y la respuesta de la misma. Más grave fue la patada del 9, que fue expulsado, pero no por ello menos roja la del centrocampista alicantino, que sólo vio amarilla.
Remontada express, y a pensar en el partido de Marsella.
El mejor del partido: Higuaín, con un gol, una asistencia y protagonismo en la jugada del penalti. Sergio Ramos cuajó también una gran actuación.
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